Escrito por Martin
26 abril, 2021
Casi con seguridad puedo afirmar que muchas veces en nuestras vidas estuvimos de un lado o del otro. Vamos y venimos todo el tiempo. Ninguna está bien o mal, eso está claro, y desde ambos lugares podemos conseguir un montón de cosas.
El tema es cómo impacta cada papel cuando hablamos de responsabilidad y compromiso.
En numerosas situaciones de mi vida me la pasé culpando a factores externos de mis malos resultados, como si otros tuvieran la culpa de cosas que hice mal yo.
Esta es la silla de la víctima o la no responsabilidad.
- “Me fue mal en el examen porque el profesor me quería cagar. De hecho, cagó a todos”.
- “Llegué tarde al trabajo porque el subte siempre tiene demoras”.
- “No terminé el informe porque nunca me mandaron la información que pedí hace 3 días”.
- “No te llamé porque no tuve tiempo”.
- “Yo no lo hice mal, las otras personas exageran”.
¿Cuántas personas conocés que se quejan todo el tiempo de todo?
Cuando pensamos en actitudes que consideramos negativas o poco deseadas, nos cuesta mucho reconocerlas en nosotros mismos, ya que nuestro cerebro está preparado para omitir todo lo que no es capaz de sostener.
Pero lo cierto es que todos, en mayor o menor medida, nos hemos sentado en la silla de la víctima alguna vez.
De hecho, hemos conseguido muchísimas cosas gracias a sentarnos en esa silla.
¿Cuántas veces llamamos la atención para conseguir de una forma u otra la compasión de los demás?
La víctima siempre es inocente porque tiene a quien culpar, y cuando pasa esto, ya no es parte del problema, por consiguiente, tampoco puede ser parte de la solución.
En las organizaciones hay muchas víctimas y protagonistas. No está bueno poner etiquetas, eso lo sé, pero en mis tantísimos años de experiencia en empresas, me encontré todo el tiempo con estas dos divisiones. Incluso vi personas que muchas veces estaban en un papel o en otro.
En los líderes es más fácil reconocerlos. He visto personas con cargo echándole la culpa a sus propios subordinados frente a un reclamo de un cliente u otra área. Sin dudas que quizás el equipo cometía errores. Pero… ¿Quién era el responsable de supervisarlo? En ese tipo de situaciones es donde la víctima saca a relucir sus principales características.
En general, las víctimas no asumen su responsabilidad, exageran los problemas estando siempre en el círculo de la preocupación, creen que el mundo está en su contra, casi sin saberlo sienten lástima por sí mismos razón por la cual quieren llamar la atención todo el tiempo y no suelen pedir disculpas.
Frases como “no tengo tiempo “, “yo no fui”, “no puedo ir “, “es imposible “, “no se puede“, “tengo que estudiar “, “no es mi culpa “, son claros ejemplos de esta postura, cuyo objetivo es la búsqueda de la inocencia.
¿Cuál es el precio que estamos pagando cuando estamos sentados en la silla de la víctima?
Cuando una persona se sienta en la silla del protagonista en realidad se está sentando en la silla de la responsabilidad y el compromiso.
En este lugar uno es responsable y puede asumir las consecuencias pudiendo tomar decisiones. Desde esta mirada uno evalúa las opciones, busca alternativas. Y como está dispuesto a hacerse cargo y ser parte del problema, entonces puede ser parte de la solución.
Cuando me siento en la silla del protagonista estoy eligiendo todo el tiempo. En lugar de “no tengo tiempo”, estoy “eligiendo hacer otra cosa”, en lugar de “no se puede” acepto que “quizás yo no se hacerlo o no conozco la forma”, en lugar de “no puedo ir” acepto y me hago cargo de “que no quiero ir”.
El protagonista tiene muy claro cuál es su círculo de influencia. Sabe muy bien cuáles son sus responsabilidades y se hace cargo de las consecuencias de sus actos. En general sólo se preocupan por aquellas cosas que dependen de sí mismos y no de factores externos. Identifican muy bien cuáles son las cosas que pueden controlar y cuáles no.
¿Desde que silla crees que podrás ser más productivo/a? ¿En qué rol crees que te vas a sentir más seguro/a? ¿Cuál crees que te va a permitir estar más motivado/a?
Lo que queda claro es que cuando uno esté en un papel o en el otro, actúa de manera totalmente distinta y con características totalmente contrapuestas.
Una persona que se hace cargo y es responsable, se ve a sí misma como alguien que puede responder a las circunstancias externas.
Su autoestima es producto de hacer las cosas de la mejor manera. En sus explicaciones se involucra a sí misma, dado que comprende que ha contribuido sustancialmente a la creación del problema. Cuando las cosas salen mal, el protagonista trata de entender qué puede hacer para corregirlo. Elige las explicaciones que le confieren poder y lo ponen en control de la situación.
Porque de eso se trata ser protagonista. Hacerse cargo en las buenas y en las malas. Ser responsable y asumir muchas veces las consecuencias que eso implica.
En mi caso particular, tengo claro que en muchos momentos de mi vida estuve en la silla de la víctima y, que empecé a tomar conciencia, para elegir dónde quiero estar.
Estar en la silla del protagonista te expone al miedo muchas veces. Y esto, como responsable que soy, implica que tenga que asumir que soy vulnerable y que en muchas cosas me siento inseguro. Y con esto, hacer las cosas con miedo igualmente asumiendo que quizás, en el medio, tenga que experimentar algún aprendizaje. De eso se trata el hacerse cargo…
Una de las preguntas más posibilitadoras que experimenté en el último tiempo cuando tengo miedo de hacer algo y que me permite ponerme automáticamente en la silla del protagonista, es… ¿Qué es lo peor que puede pasar si hago tal o cual cosa?
Antes de cerrar este artículo tengo una buena noticia para todos los lectores.
Todos podemos elegir en qué silla nos queremos sentar.
Un primer paso es cambiar la forma en la que pensamos, escribimos y hablamos. NO culpar a terceros es la primera parte de la búsqueda.
Los invito a reflexionar los costos y beneficios que puede tener sentarse en una silla o en otra.
Últimas publicaciones
La felicidad disruptiva
Hoy quiero escribir sobre un tema que se me hace sumamente difícil...
Las creencias limitantes como profecías autocumplidas
Si hay un tema que siempre aparece en las sesiones de coaching es...
La resiliencia como fortaleza
La resiliencia es la capacidad que tienen las personas para...
Los valores personales como brújula
Los valores son principios o cualidades que caracterizan a cada...